Las causas de la muerte del “amiguito” de Fabián, sin duda, pueden responder a varios factores de orden fisiológico o psicológico, hoy en día, el primeros de los casos puede remediarse en un altísimo porcentaje gracias al descubrimiento del viagra u otros compuestos químicos de similares características, que parecen no tener contraindicación alguna, a menos que uno sea hipertenso o tenga alguna enfermedad del corazón, en cuyo caso no se recomiendan estos tratamientos, por sus desagradables efectos secundarios (o agradables para aquellos que denominan a este plano como el de la ilusión y la tristeza). En el orden de los problemas psicológicos, es importante un buen análisis, terapia de pareja o en grupo donde se hable de este tema sin tapujos y se intente llegar al fondo de esta cuestión y entre todos tratar de remediar esta situación que sin duda no fue elegida por nadie, pero que en la mayoría de los casos tiene recuperación. Además existen sistemas mecánicos para intentar la resurrección o al menos una reanimación del “amiguito” de Fabián, pero con dudosos resultados como nos muestran las estadísticas serias que se han encargado para investigar este ríspido tema. De cualquier forma un hombre no es un pene con patas, y si este se niega a funcionar y se decreta la muerte clínica del mismo, hay una infinidad de otras actividades que pueden ser realizadas (que estas dos citadas sirvan como botones de muestra, y que Fabián no se vea obligado a optar por alguna) como pueden ser alguna de orden religioso o la pasividad. Ahora bien, hagamos un punto y aparte para referirnos a la técnica de resucitación del Dr. Frankenstein, ¿es aconsejable en casos como este?, mucho agua ha corrido por el pozo, y en este siglo veintiuno lejos de esperar una noche tormentosa y orar porque un rayo golpee nuestro pararrayo y así obtener esta energía eléctrica tan necesaria para intentar revivir al “amiguito” podemos obtenerla de la red eléctrica de nuestro confortable hogar. Para estos casos es utilizada la magnetoterapia y la aplicación sobre el “amiguito” de pulsos de corriente eléctrica, con un bajo voltaje (como el desfibrilador que vemos en las películas siendo aplicado en el pecho de alguien que sufrió un paro cardíaco, pero claro esta del tamaño apto para el “amiguito” de Fabián), en estos casos no es recomendable usar el cable pelado arrancado a algún velador, como nos fue enseñado por James Bond. Si el uso de esta terapia, siempre acompañada de masajes y una importante dosis de paciencia (como la recomendada por Obi Wan), parece no surtir efecto, bueno es recurrir a las sanguijuelas.
martes, mayo 10
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