Yo he sido testigo en varias ocasiones, del avistamiento de luces del tamaño de una estrella de segunda o tercera magnitud (mas o menos del tamaño que se puede ver un satélite artificial) que recorriendo un trayecto que podría denominarse estable, cambian de recorrido, en ocasiones noventa grados, y aumentan su velocidad. Estos avistamientos ocurrieron en el sur de la provincia de Buenos Aires, en las afueras de la ciudad de Punta Alta, y cito el lugar, porque al encontrarse bastante retirado de la zona céntrica, esto permitía una mejor apreciación de la bóveda celeste, en horarios nocturnos.
martes, agosto 23
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