Apuntes sobre Sirio...

Que extraños contactos unen a los Sumerios con una oscura tribu de nativos africanos de la actualidad y con los conocimientos actuales de la astronomía. El mítico dios de la antigua civilización de los Sumerios y creador de la humanidad (y a los que les enseño sus habilidades y conocimientos), mitad hombre y mitad pez (anfibio), respondía al nombre de Oannes, y según se desprende de sus textos (escritura cuneiforme) provenía de las estrellas, mas precisamente de la estrella que es actualmente denominada Sirio (los egipcios también le daban suma importancia a esta estrella, decían que de ella procedía Toht, el padre de la escritura, que era representado jeroglíficamente con cabeza de perro, y “casualmente” Sirio forma parte de la constelación del Can). Ahora bien, la tribu de los Dogón, del África, tiene un ritual (el cual se celebra cada 60 años) y es celebrado desde tiempos inmemoriales, en el cual los participantes usan una especie de traje o disfraz mitad hombre y mitad pez, también dibujan círculos representando orbitas de estrellas, la mas extraña coincidencia (¿podemos llamarla así?), es el gráfico de una estrella (Sirio) que es orbitada por otra estrella enana, produciendo oscilaciones en la orbita de esta mayor, la orbita de translación de esta estrella enana (que los nativos denominan “Po”, que es el nombre de la semilla mas pequeña que ellos conocen) es de 60 años, y también alrededor de la estrella mayor orbita un gran planeta que estos nativos consideran lleno de agua, cuna de las civilizaciones, y habitado por seres anfibios. La astronomía (rama de la ciencia que estudia las estrellas) “descubrió” a principios del siglo pasado, que la luz de la estrella denominada Sirio, en realidad provenía de un par de estrellas Sirio A y orbitándola Sirio B, una estrella de las denominadas enanas blancas, órbita cuya duración es de 60 años y que produce oscilaciones gravitacionales en la rotación de la estrella que hace de foco de esta elíptica. Mas que de una extraña casualidad, podríamos hablar de un ancestral conocimiento, que ahora se esta comenzando a descubrir, tal vez, de un contacto producido en las neblinas de la historia.